‘She-Hulk’ expande la mirada de superhéroes de Marvel sin dejar de entretener

Desde su primer episodio, She-Hulk se sintió diferente. Mientras muchos detalles seguían ubicando a la serie en el medio de la fórmula de Marvel Studios, otros elementos la iban empujando hacia una categoría distinta a lo que se venía haciendo hasta entonces. Si bien el formato serial inició a lo grande con WandaVision, los siguientes proyectos fueron interesantes y entretenidos sin romper con ningún esquema narrativo (aunque sí dieron buenos pasos en representación y diversidad cultural). No obstante, la serie de She-Hulk empezó y terminó con una visión claramente discrepante en relación con todo lo que se vio antes en el Universo Cinematográfico de Marvel.

Mucho de eso tiene que ver con el equipo creativo diverso y menos trabas ejecutivas, aunque también es evidente que la intención general del estudio es adaptarse a los cambios sociales externos con moderación. La serie está encabezada por Jessica Gao, con créditos de guionista y productora en series como Rick and Morty y Robot Chicken. La sala de guionistas tiene también más voces diversas, de esas que entienden mejor la ansiedad y depresión de sufrir acoso machista y ser menospreciada por el género masculino. Así es como She-Hulk, a diferencia de casi todos los demás proyectos del estudio, funciona porque se aleja de las tramas de los “hombres millonarios con problemas de paternidad”. Las más grandes vicisitudes tienen que ver con machismo, misoginia, acoso, y prejuicios, y eso está demasiado bien.

Un departamento donde el estudio tiene puras victorias es en el reparto, y esta no es la excepción. Tatiana Maslany es una actriz que tiene un inmenso reconocimiento en las series gracias a Orphan Black, donde interpretaba a más de diez clones, así que una serie donde interpreta a dos versiones de un mismo personaje no parece algo particularmente desafiante. Sin embargo, She-Hulk ofrece una mirada adulta femenina y urbana, algo que no debería ser una novedad, pero lo es. Profundizando en eso, encontramos una mirada coherente, con todas las tribulaciones que podría atravesar una mujer abogada de treinta y tantos, que también resulta ser una Hulk. En medio de toda la fantasía, hay realismo y verosimilitud, y Maslany acierta en todas las aristas de Jennifer Walters.

Por supuesto, sin dejar de lado la liviandad de las películas y series que siguen apostando al entretenimiento familiar, sin grandes riesgos más allá de los que permite la propia naturaleza de una franquicia billonaria. Hay chistes constantes, sí, pero estos también tienen un tono más maduro. Un espectador adolescente no podría entender sin contexto lo gracioso que es un “mapa al mejor baño del edificio para hacer el número dos”, pero ese es sin duda alguna, uno de los mejores chistes de toda la serie. Jennifer Walters es también el único personaje con una dimensión sexual, algo apenas explorado en las películas del MCU, salvo por los inicios de Tony Stark, cuando Disney no estaba todavía en la ecuación.

Ya la veremos rompiendo huesos de supervillanos en algún momento, pero acá la vemos lidiando con sus poderes nuevos, al mismo tiempo que piensa en su futuro laboral y disfruta de una buena noche de sexo con un extraño que conoció a través de una aplicación para citas. Eso tampoco quiere decir que no hay guiños o elementos que sirven para seguir aportando al panorama más grande, el de las películas y series interconectadas. Está el mismo Bruce Banner, quién instruye a Jennifer en todo lo que conlleva ser un Hulk, aunque la misma logra sobreponerse a las lecciones, flexibilizando la curva de aprendizaje con determinación y resiliencia. Aparece Emil Blonski alias Abominación, con una versión del personaje claramente menos sucia que en El Increíble Hulk, y Tim Roth lo hace creíble con simpatía y un resquicio de locura. Mark Rufalo no decepciona ni tampoco Benedict Wong, quien merece su propia serie.

El recurso más resaltante que se utiliza para narrar la historia de Jennifer Walters es el del quiebre de la cuarta pared, algo propio de los comics de la superheroína. Al igual que Deadpool, Walters reserva comentarios para el espectador, pero la serie va usando el recurso de forma más regular, hasta que She-Hulk literalmente sale de los cuadros para encontrarse con el equipo de guionistas que están escribiendo la serie, y despotrica contra ellos por darle un final genérico. De esta forma, no solamente se hace cómplice al espectador, sino que también se le interpela sobre los temas delicados de la serie. La intervención de la Hulk también da esperanzas con respecto a los siguientes proyectos de Marvel.

She-Hulk propone algo diferente, y en gran parte, lo consigue. Es un show ligeramente caótico, y quizás se sabotee a sí misma más de lo que se imagina, especialmente con los cameos y las subtramas que parecen no aportar nada sustancial. Sí, es divertido ver de vuelta a Charlie Cox como Daredevil, y es más divertido que el personaje sea utilizado para la satisfacción de la heroína. Pero en algún momento, es fácil ver cómo podrían haberse enfocado todavía más en la vida de Walters para que el espectáculo tenga más consciencia propia. En uno de los episodios más relevantes, She-Hulk tiene un monólogo donde se muestra vulnerable y frágil, y dice mucho más sobre la evolución del personaje que cualquier otro evento pochoclero. No hay secuencias de acción para recordar, pero la simpatía y perseverancia que Maslany exhibe son suficientes para seguirla hasta el final de su historia.

Acerca de Emmanuel Báez 2813 Articles
Editor en Jefe y Crítico de Cine. Primer miembro paraguayo del Online Film Critics Society. Miembro de la asociación Cinema23 del Premio Iberoamericano de Cine Fénix. Jurado Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 2018.

2 Comentarios

  1. Cuánto te paga Marvel para decir pavada y media? La serie fue un bodrio, tantos capítulos de relleno, fácilmente podrían haber hecho 6 episodios como las anteriores series y pasaba sin pena ni gloria. La serie no sabía a qué público dirigirse por lo que nunca nadie se sintió identificado ni al final de temporada. Algunos la defienden con que es comedia y no acción, eso lo aceptaría si algún capítulo diera risa y no pena ajena.

    • Efectivamente, tienes toda la razón. La serie no es solamente mala, es un insulto a la inteligencia de la audiencia y ya no decir al personaje que dice retratar. Un asco total y lástima de reseña tan estúpida.

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