
No hay nada nuevo debajo del capó de Upgrade. Un thriller de acción con estética cyberpunk acerca de cómo la tecnología puede ser tanto algo bueno como algo malo para la sociedad. La historia del típico tecnófobo que rechaza los avances pero que termina embrollado en una situación relacionada de alguna forma con alguna clase de tecnología avanzada. La trillada trama del hombre que debe vengar la muerte de su esposa y hará lo que sea para conseguirlo. Esas partes ya las conocemos de un centenar de películas similares, pero lo que este modesto film tiene para diferenciarse es acción sangrienta bien horrorosa y una consciencia propia que le agrega suficiente jocosidad a la experiencia para hacerla bien entretenida.
Lo primero viene de la mano del director Leigh Whannell, guionista de las primeras cuatro películas de Saw (El Juego del Miedo) y productor de casi toda la saga, donde seguramente se divirtió un montón con todo el horror sangriento de cuerpos descuartizados de mil maneras creativas. No es para decir que no existen thrillers de ciencia ficción que sean visualmente atrevidos, pero Whannell y su equipo saben la importancia de la buena construcción de una anticipación, lo que la agrega emoción a un momento de shock que fácilmente puede resultar genérico. Si bien la película tiene secuencias de acción muy ingeniosas, con una dirección efectista pero efectiva, estos no tendrían el mismo efecto sin las escenas que conducen a ellos. Ahí entra Logan Marshall-Green con una interpretación acertada sutilmente irónica que invita a no tomar en serio la obra a pesar de los temas de relevancia actual.
La trama sigue a Grey (Marshall-Green), un mecánico que se mantiene escéptico mientras todos los demás a su alrededor viven aprovechando al máximo los avances tecnológicos que él reprueba. Casas completamente automatizadas con inteligencias artificiales que controlan cada aspecto electrónico. Automóviles que se manejan completamente solos (lo que Grey rechaza todavía más ya que es un amante de los autos clásicos de motor pesado). Hasta su propia esposa Asha (Melanie Vallejo) trabaja para una corporación en el rubro de la tecnología, pero cuando ella es asesinada y a él lo dejan cuadripléjico su mundo cambia para siempre, sin rastros de esperanza. Ahí entra Eron Keen (Harrison Gilbertson), un joven prodigio de la tecnología que le ofrece la oportunidad de caminar de nuevo, pero no solamente eso, sino de ser algo más que un simple humano evolucionado con implantes biomecánicos como muchos otros. Él será el sujeto de prueba de Stem, una I.A. que será implantada en su columna vertebral y que lo terminará ayudando a buscar al asesino de su esposa.
Es muy fácil predecir adónde va y cómo termina todo, aunque la estética y la dirección de Whannell tienen suficiente energía como para que valga la pena el recorrido. Acompañado de una hipnótica banda sonora tecno compuesta por Jed Palmer, la película avanza en modo thriller mientras Grey investiga sobre el asesinato de su esposa y descubre un grupo de militares con armas implantadas en sus brazos que hicieron el trabajo de matarla. Sin embargo, son las escenas de acción que le siguen lo que realmente eleva el material a un espectro de entretenimiento sangriento con aire de Cine B por la ejecución y la ironía leve en el rostro de Marshall-Green, que no es un actor muy reconocido, pero tiene la fisonomía exacta para secundario o héroe de producciones bajas (suele ser comparado con Tom Hardy por el parecido físico, pero creo que este rol marca la diferencia).
El aspecto técnico es lo que le agrega un sabor exquisito a la película. La cámara de Whannell adopta un movimiento muy ingenioso durante algunas secuencias de acción cuando Stem toma el control, y el trabajo sonoro de los efectos especiales y la voz de la inteligencia artificial dentro del cuerpo de Grey es genial. Definitivamente se disfrutará un poco más con unos auriculares profesionales o en una sala de cine bien configurada con sonido envolvente, ya que la voz de Stem no está al frente sino a los laterales, y esos pequeños detalles no experimenté con ninguna película con trama similar. Si Whannell hubiera desarrollado un guion más inteligente y con temáticas mejor trabajadas, podríamos estar hablando de una adición a la galería de Inteligencias Artificiales en el cine que se destacan, pero así como está, el logro está solamente en lo técnico. Igualmente hay pulp del bueno, sin caer jamás en la exageración, sino al servicio de la trama, y cualquier amante del género debería quedar contento.
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