‘Pedro Undercover’, otra comedia paraguaya insustancial que no se destaca en ningún aspecto

Es un logro especial cuando una película no solamente aburre y ofende, sino que provoca vergüenza ajena, empujando a uno a hundirse en lo más profundo del asiento hasta fusionarse con la materia misma que lo compone. Si eso le resulta duro, trate de soportar una seguidilla de chistes de Pedro Undercover, la nueva película paraguaya que llegó a las pantallas de cine del país, confirmando que el cine nacional sigue sin identidad propia. Es una discusión antigua que se despierta con cada nueva producción que se estrena en salas comerciales, y que no parece que tendrá un cambio feliz muy pronto.

La película sigue a Pedro, un agente de la SENAD que se enamora de una doctora llamada Ángela, aunque la misma es hija de un capo mafioso que entregó a otros jefes en el pasado e intenta tener una vida más decente para su familia. Romance, intriga policial, enfrentamientos violentos con armas de fuego, y conflictos entre padre e hija, quienes intentan fortalecer un débil lazo emocional. Hay buenos ingredientes para una historia emocionante y memorable, pero no hay nada ni nadie que acerque la película a esas calificaciones.

Lo que sí hay es una serie de sketches mal hilvanados que carecen casi por completo de gracia. Es el mismo humor banal que se viene haciendo en la televisión paraguaya desde tiempos inmemoriales, y que suele funcionar bien en pequeñas dosis. La dirección de Robert Rodríguez (lamentable caso de homonimia) no tiene ninguna fluidez y la selección de planos es confusa en suficientes escenas como para que uno pierda por completo el interés en la narrativa. Lo poco que se respeta el lenguaje cinematográfico no se compensa con ningún elemento desglosado, aunque el elenco parece haberlo pasado bien y comparten una buena energía.

Lali González reduce su talento a un rol unidimensional, aunque no se puede negar que el papel de damisela le queda bien, y eso lo eleva con una simpatía natural que suele trasladar a sus trabajos actorales. Enrique Pavón tiene potencial de leading man —bajo una dirección que entienda mejor a los actores— y una presencia interesante en pantalla. Y después está Yayo Guridi, un comediante argentino que viene de una escuela humorística televisiva mucho más experimentada que la paraguaya… totalmente desaprovechado por un guion cargado de chistes sin ingenio alguno. Algunos de los secundarios tienen mejor timing cómico, pero sus papeles son todavía más insignificantes.

Pedro Undercover se suma a la lista de películas paraguayas que ostentan el buen nivel de la tecnología que usan para hacerlas. Cámaras de última generación, secuencias de persecuciones con drones, tiroteos con efectos especiales decentes, un valor de producción que se sigue elevando por sobre las anteriores obras cinematográficas nacionales. Todas siguen quedando a merced de un guion pobre, actores que no saben matizar sus interpretaciones, y una realización general que no concluye en un producto de entretenimiento congruente.

Sí hay algunas razones que provocan a uno reírse de la película, y no con ella. Alguien definitivamente tiene un fetiche con muñecos de cerámica para el jardín porque hay al menos diez planos innecesarios de estos durante una escena de balacera. Y no recuerdo si la película tiene una banda sonora original, pero sí recuerdo la musicalización genérica que parecía comprada de esos sitios web que hacen música de stock para uso comercial. Este tipo de decisiones creativas pertenecen a películas que suelen encajar en lo que se denomina “cine B”, pero en las películas de esa categoría generalmente se percibe un mejor gusto cinematográfico.

Acerca de Emmanuel Báez 2813 Articles
Editor en Jefe y Crítico de Cine. Primer miembro paraguayo del Online Film Critics Society. Miembro de la asociación Cinema23 del Premio Iberoamericano de Cine Fénix. Jurado Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 2018.

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