
No es coincidencia que las dos películas basadas en comics de DC que mejor funcionaron en los últimos años hayan sido películas animadas. El enfoque con el cual encaran las películas animadas es completamente opuesto al de las películas live-action, y entre The Lego Batman Movie y la película de los Jóvenes Titanes en Acción, creo que ya está más que claro para Warner y DC que el camino a tomar debe tener una energía más divertida, que es algo que no se puede decir de ninguna de las películas live-action del sello desde que empezaron con esto del universo compartido. Acá tenemos un buen ejemplo de cómo una película de animación puede tener como público principal a niños que siguen la serie en Cartoon Network, y al mismo tener algo extra para los adultos que vienen siguiendo la nueva era del cine de superhéroes desde que Marvel Studios apareció en el campo de juego hace una década.
Pero lo que hace que esta producción acerca de los superhéroes secundarios del universo DC sea mucho más simpática es que el humor referencial alcanza un nivel que pondría celoso a Deadpool (que tampoco se salva de los guiños), además de que llega a ser un poco autocrítico, que definitivamente es algo que falta en las oficinas de Warner cuando se sientan a discutir sobre cómo continuarán con las películas de acción real de los comics. Si tienen cierto conocimiento sobre la serie animada, sabrán que el mismo tiene un espíritu burlón infantil, en ocasiones autoparódico, pero que está justificado en la naturaleza de los personajes, que son los menos conocidos en la cultura de los comics, y por esa razón, se pueden dar el lujo de ponerse traviesos y pueriles cuando quieren.
Esta película está cargada de humor autoreferencial desde la misma premisa. Robin, a quien se lo conoce más como el compañero de Batman en algunas versiones del superhéroe, desea fervientemente tener su propia película, y sus compañeros titanes están de acuerdo, aunque mayormente es para complacerlo. Sin embargo, Robin sabe que para tener una película debe ser un superhéroe mucho más memorable, de esos que atraen a un villano icónico, y con quien llega a tener interminables enfrentamientos que pasan a la historia. Ahí entra Slade (más conocido como Deathstroke), que empieza a ejecutar asaltos en toda la ciudad, llevándose partes de tecnología que lo ayudarán a construir un misterioso dispositivo de perdición mundial. Mientras Batman, Superman, y los demás miembros de la Liga de la Justicia están ocupados con su fama, ellos deberán probar que pueden ser lo suficientemente heroicos como para merecer su propia película.
Los momentos más simpáticos se dan cuando se hacen referencias a otras obras de la cultura popular, como una genial secuencia inspirada en Back to the Future que disfrutarán más los que conozcan la trilogía de Robert Zemeckis. Lo brillante es que dicha secuencia está pensada casi exclusivamente para el público adulto, pero los personajes mantienen su esencia y se mantienen divertidos en todo momento, jamás transformando sus personalidades solamente para mantener despiertos a los más grandes que seguramente estarán acompañando a los chicos a la sala. Muchas películas de animación suelen intentar este truco, pero por lo general lo hacen recurriendo a un humor vulgar, a veces inclusive en tono sexual disfrazado en diálogos o expresiones. Acá el guion de Aaron Horvath y Peter Rida Michail (que también dirigen la película y producen toda la serie) de hecho tiene cierto nivel de inteligencia por la forma en que encara el conflicto principal de Robin y las referencias que hacen los personajes, y eso finalmente le agrega algo de corazón a la historia.
El tercer acto de la película se vuelve genérica y predecible, y casi pierde su encanto con obligadas secuencias de acción que no tienen mucha inspiración, pero el humor es consistente y la sátira realmente se aprecia viniendo de un estudio que desesperadamente necesita una revisión interna. También tiene unos cuantos números musicales que no aburren, y hasta se toman el atrevimiento de burlarse de unos de los gags más extendidos de las películas del universo cinematográfico de Marvel, lo que evidencia uno de esos raros casos de «libertad creativa» que realmente fue puesto en práctica en beneficio de un entretenimiento verdaderamente sano e inocente que se disfruta sin mayores ambiciones.
Pueden ver también la videoreseña.
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