
En las películas con protagonistas misántropos y nihilistas, por lo general hay otros puntos de vista que ayudan a que el espectador no se sienta tan desorientado. Puede ser un coprotagonista oponiéndose a la creencia de su par, o algún personaje secundario con un estilo de vida más «normal», lo que sea que eso signifique. Destination Wedding no tiene nada de eso, pero tiene a Keanu Reeves y Winona Ryder discutiendo incesantemente sobre cuestiones relacionadas a la vida, el amor, el trabajo, las relaciones familiares, desde un punto de vista bastante resentido, muchas veces insultándose entre ellos y cada uno a sí mismo. Es una premisa arriesgada, pero con dos actores tan carismáticos que hace que funcione a pesar de los problemas de guion.
Escrita y dirigida por Victor Levin, la trama sigue a Frank y Lindsay, dos extraños que se conocen en la fila de un aeropuerto y descubren que van a la misma boda. Ninguno de los dos quiere estar ahí, pero tiene sus razones lógicas para no faltar. Son dos sujetos despreciables que tienen poco o nada positivo que decir acerca de nada, y desde las primeras palabras que cruzan ya demuestran desagrado por el otro. Todo apunta a que será un fin de semana de conversaciones tediosas e indeseadas. Sin embargo, la película no pierde el tiempo en mostrar a ningún otro personaje durante toda la historia, solamente a ellos dos. En todo momento se ve en el fondo o a lo lejos a los demás invitados, y la cámara se mantiene pegada a estos dos seres humanos que no desaprovechan una bocanada de aire para hablar pestes de otras personas.
El hecho de que sea una comedia romántica es casi irónico, pero se siente la química entre ambos. Reeves definitivamente es un actor madera que necesita dar puños y patadas cada tantas escenas para esconder su limitado rango, mientras que Winona probó que su regreso al ojo público fue más que merecido con su estupendo trabajo en Stranger Things. El desequilibrio actoral se compensa con una entrega de líneas sencillamente hilarante, en el que Frank resulta ser mucho más detestable que Lindsay, confirmándole sus comentarios acerca de las malas decisiones que toma. Lindsay, por su parte, parece ser más bien una persona que fue descomponiéndose a causa de una ruptura amorosa que nunca pudo superar, y que ahora se complicará ya que es el exnovio el que se casa.
A pesar de los aspectos novedosos de la película, la estructura es casi como cualquier comedia romántica. Dos personas que se conocen y al principio no se caen bien, pero que luego descubren que tienen algo en común (en este caso, un desprecio absoluto por muchas cosas), y que eventualmente desarrollarán algo parecido a afecto, lo que generará problemas y situaciones determinantes que los acercará más o menos. En ese sentido, no hay nada novedoso, pero el desarrollo de esta relación es sumamente divertido y, aunque en algunas ocasiones es sencillamente imposible seguir todos los diálogos de tanto que despotrican sobre todo lo que se les cruce en la mente (y algunos diálogos ya son forzados y falsos), es fácil dejarse llevar, al menos si les interesa este tipo de historias más plagadas de diálogos que de miradas. Es perfectamente comprensible que muchos no aguanten la película por más de diez minutos, pero creo no se puede negar que es algo diferente en el género, y desde ese punto de partida, tiene lo suficiente para atraer.
Algo diferente al género? Es el peor intento de imitación a una película de Woody Allen. Hasta las placas y la música… Los diálogos lejos de ser inteligentes